Comenzó como una modernización de Point Break, película de principios de los 90’s donde Keanu Reeves y Patrick Swayze interpretan al policía y ladrón que terminan siendo amigos, pero aquí se sustituyó la escena surfista de California por algo un poco más urbano: Las carreras clandestinas de autos.

Vin Diesel y Paul Walker tenían una química como pocos en Hollywood, podías creer que eran amigos pero al mismo tiempo había cierta tensión que los hacía desconfiar el uno del otro y gracias a eso –y a un despliegue de autos “tuneados” corriendo a velocidades impresionantes- la película se convirtió en uno de los primeros grandes éxitos del nuevo milenio.

Rápidos y Furiosos: La saga que solo quiere entretenerte

La segunda película fue una hecha por el estudio en respuesta a la taquilla de la primera pero sin Diesel y se sintió la ausencia de "Dominic Torreto" sin duda. Entre menos hablemos de Reto Tokio, mejor.

La franquicia parecía haber corrido su curso hasta el momento en que Vin Diesel se aseguró de tener control total de la producción y hacer de la cuarta película un reboot en el que "Dom" y "Brian" se reencuentran 5 años después. La acción es mucho más grandiosa que en las películas anteriores y los peligros más difíciles de evadir.

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‘Rápidos y furiosos 9’ retrasa su fecha de estreno… otra vez.

Esta apuesta pagó bastante bien y la cuarta película superó la taquilla de la primera por lo que el estudio se aseguró que hubieran más películas.

Siendo una cinta de acción no se requiere una trama demasiado complicada, estas películas te invitan a “desconectar tu cerebro” por dos horas creyendo que jalar una bóveda por las calles de Brasil es complicado pero no imposible, que los coches pueden volar como si la gravedad fuera solo una sugerencia o que las pistas de un aeropuerto miden cientos de kilómetros ¿Pero acaso eso le importa a los fans? ¡Para nada!

"Dom" y su “familia” no son superhéroes, son un puñado de antihéroes que de vivir en el mundo real ya habrían muerto a causa de múltiples graves heridas pero que en la pantalla grande nos emociona verlos planear robos, brincar de autos a gran velocidad y simplemente sacudirse el polvo como si esto fuera cosa de todos los días, es entretenimiento puro como el de las joyas de acción que atascaron la cartelera de los 80’s.

Pero para conseguir tanto éxito se debe balancear el desborde de adrenalina con algo de drama y nada fue más poderoso que cuando la vida real se metió en la franquicia durante la séptima entrega en la que la producción tuvo que lidiar con la muerte de Paul Walker y le dieron a los fans de “Brian” la película de acción que el personaje merecía así como una de las despedidas más emotivas del cine.