¡Una gran amistad! Princesa Diana y Sarah Ferguson en fotos

Ambas descendientes del cuarto Duque de Devonshire, William Cavendish, Diana y Sarah son primas lejanas, sin embargo, la relación se dio principalmente ya que las madres de ambas asistieron a la misma escuela. Convivieron durante su niñez y adolescencia y aunque se alejaron por un tiempo, se reencontraron en la década de los ochenta antes de que ambas se convirtieran en miembros de la realeza.

Sarah de 21 y Diana de 19 se reencontraron mediante amigos en común y pronto se convirtieron en inseparables incluso viéndose cada semana para comer y convivir. Durante ese tiempo, Diana ya estaba saliendo con el Príncipe Carlos y sólo un año después contraería matrimonio en una de las ceremonias reales más icónicas de la era moderna.

Se sabe que el matrimonio de Diana con Carlos estuvo lleno de tensiones y problemas incluso antes de celebrarse y durante este difícil tiempo Sarah se convirtió en una especie de confidente. Ferguson mencionó en su autobiografía de 1996, “ella era dos años más joven que yo, y yo me esforcé en apoyarla y protegerla como lo haría con una hermana menor así como lo sigo haciendo, como su mejor amiga”.

Diana invitó a Sarah a la ceremonia de su boda, pero no fue requerida para el festejo privado que la precedió. No fue hasta cuatro años después cuando Diana pudo invitar a Ferguson a uno de los eventos del Royal Ascot de 1985 donde Sarah y el Príncipe Andrés conectaron. Ellos ya se conocían pero no fue hasta este momento en el que realmente se flecharon.

Para Diana esta relación se convirtió en un respiro y en una distracción por lo que constantemente organizaba comidas y eventos para que la pareja se encontrara y continuaran su romance. En otras palabras, Diana realmente disfrutaba hacer de cupido con su amiga y su cuñado.

Cuando su relación con el Príncipe Andrés se volvió oficial, Sarah comenzó a experimentar el estrés y la ansiedad de la que Diana le había comentado así que fue en ese momento en el que Diana se convirtió en su guía para lidiar con la atención, los medios, y el estricto protocolo de la familia real.

La inserción de Sarah a la familia real fue realmente un respiro para Diana quien se veía más feliz e incluso divertida ante la mirada pública. De hecho, era común verlas reír o tontear durante los eventos públicos, algo que no fue muy bien visto ni por la familia real ni por los medios más conservadores quienes argumentaban que como parejas de los herederos de la corona, debían comportarse con total solemnidad.

Pronto los medios no dudaron en compararlas y a pesar de la cercanía y el cariño, al final ambas eran muy jóvenes y terminaron cediendo ante los rumores y comentarios. Por ejemplo, para Diana era muy difícil ver como Sarah se había ganado la admiración de la Reina Isabel y el Príncipe Felipe tan rápido algo que ella no creía haber conseguido a lo largo de los años. No sin mencionar que, como declaró la misma Diana, incluso el príncipe Carlos le decía que debía ser más como Fergie.

Sin embargo, la popularidad de Fergie no duraría para siempre y tras su separación con Andrés llegó a convertirse incluso en un problema para la familia real. Durante los inicios de los noventa, la vida de ambas causaba toda una polémica, pero se mantuvieron unidas… por un tiempo.

La publicación de la autobiografía de Sarah Ferguson en 1996 terminó por marcar distancia entre ellas. Como comentó Ferguson años después, Diana simplemente se alejó de ella y le dejó de hablar sin dar ninguna explicación. Se cree que el motivo principal fue que no fue consultada sobre lo que se decía de ella en el libro y, claramente, que había cosas privadas que Ferguson no debió haber publicado.